viernes, 6 de julio de 2012

Bob Berdella - El Carnicero de Kansas

Robert Berdella nació en Cuyahoga Falls, Ohio (Estados Unidos) el 31 de enero de 1939 en el seno de una familia católica. Fue bautizado a los doce años. Tuvo un hermano llamado Daniel, siete años menor que él. En 1955, cuando Berdella tenía apenas dieciséis años, su padre murió de un ataque cardiaco. Su madre se fue poco después a vivir con otro hombre, situación que Berdella nunca aceptó.

Para ese entonces ya identifica su orientación homosexual. Se reporta fue violado por un compañero de trabajo del restaurante donde trabajaba. Con seguridad este lamentable acontecimiento debió minar su fe al grado que desde esa temporada dejó de asistir a los servicios religiosos como acostumbraba.

Fue por esos tiempos que descubrió su amor por el cine y la fotografía.  Pasaba las tardes solo, mirando películas en algún cinema. No sabía que una de esas cintas cambiaría su vida: se trataba de El coleccionista, en la cual un hombre que recolecta mariposas secuestra a una mujer con la cual se ha obsesionado y a la que mantiene encerrada en el sótano, hasta conseguir que ella acceda a sus deseos. Para el impresionable Robert Berdella, esta película representaba una revelación, y así lo declararía años después.

En 1967, Berdella ingresó al Instituto de Arte de Kansas; tenía 18 años. No terminó los estudios: comenzó a consumir alcohol y drogas de manera alarmante, hasta que fue arrestado por posesión de drogas. En 1968 entró como cocinero a un restaurante; durante mucho tiempo trabajó allí con gran éxito, al grado de que un año después pudo adquirir una casa en Charlotte Street.

Entre 1970 y 1980 su vida transcurrió con aparente normalidad. Ayudó a conformar una patrulla vecinal contra el crimen en su barrio. Se convirtió en un chef tan prestigiado, que era requerido en importantes restaurantes y clubes. Sin embargo, en 1981 renunció a su trabajo para inaugurar un negocio: un local de artículos góticos bautizado como “El Bazar Bizarro de Bob” (“Bob's Bazaar Bizarre”) , ubicado en un mercado local. Vendía además antigüedades.

A los 33 años tuvo como pareja a un veterano de la guerra de Vietnam, pero la relación fue un desastre. Cuando se separaron, Robert Berdella comenzó a frecuentar prostitutos. Se involucró sentimentalmente con varios e incluso se llevó a algunos a vivir a su casa, a cambio de compartir gastos. Les hablaba sobre enderezar sus vidas y dejar de prostituirse.

Jerry Howell
Pero un evento desconocido lo cambió por completo. Berdella nunca quiso hablar del asunto, pero algo lo transformó por completo.  Jerry Howell era un amigo suyo de muchos años; Berdella le había prestado dinero y él se negaba a pagárselo. Como vio que no recuperaría su dinero, Berdella decidió cobrar la deuda de otra manera.

El 4 de julio de 1984 pasó a recogerlo con el pretexto de beber unas cervezas juntos. Ya en su casa, le suministró varios calmantes sin que Howell se diera cuenta, hasta que perdió el conocimiento. Una vez desmayado su amigo, Berdella comenzó a sodomizarlo. Después lo ató y se marchó a trabajar a su bazar. Cuando regresó, se dedicó a inyectarle diversos medicamentos para que siguiera sedado.

Como estaba a su entera disposición, Berdella decidió ir más allá: lo colgó del techo, sostenido de los pies, haciéndole heridas para desangrarlo. Luego tomó su colección de cuchillos de cocinero y empezó a cortarlo en pedazos; cuando el trabajo se hizo más difícil, Berdella empleó una sierra eléctrica. Howell no aguantó: comenzó a vomitar por el dolor y terminó ahogándose.

¿Cómo se deshizo del cuerpo?, simple, Berdella terminó de cortar el cuerpo, empacó los restos en bolsas de plástico y los sacó a la basura. El camión recolector se llevó todo al otro día. A raíz de esto, Berdella comenzó un diario.

Berdella era un hombre cruel y despiadado, buscaba prostitutos y los invitaba a su casa, una vez dentro, se dedicaban a beber y Berdella le ponía algunas drogas a la bebida de la víctima lo que hacía que se desmayase. Cuando éste despertaba, se encontraba atado de pies y manos, con la boca tapada y a un siniestro Berdella que le sacaba fotos con su Polaroid el cual luego se disponía a torturarlo de una manera brutal y casi sin descanso.

La tortura de Berdella era extremadamente cruel: violaba de una forma brutal a todas sus víctimas, incluso llegaba a introducirles su puño y antebrazo en forma anal. Les inyectaba diversas drogas de veterinaria en diversas partes del cuerpo para ver como reaccionaban (Berdella no tenía conocimientos sobre medicina). Les rompía los huesos con una barilla de hierro o a puño limpio. Los sometía a torturas basadas en descargas eléctricas y les cortaba o cercenaba partes del cuerpo con diversos cuchillos….todo mientras sus víctimas estaban vivas….los mantenía así por espacio de varios días.

Una vez muerta la víctima por la intensa tortura, se dedicaba a descuartizar los cuerpos (algunas veces conservaba algunas partes), los envolvía en plástico y simplemente los colocaba en bolsas de basura para que el recolector se las llevara.

Parecía que Berdella nunca iba a caer. Tenía la fachada perfecta ante los demás, era un hombre trabajador y exitoso, buen vecino y con una política que iba en contra de la prostitución y las drogas. Nadie sospechaba…hasta que llegó Chris Bryson, su última víctima.

Chris Bryson
Bryson cayó de la misma forma que todos. Berdella lo invitó a una fiesta, ingirieron bebidas y luego llegaron a su casa. Cuando entraron al sitio, vio que el lugar era un completo desastre con basura y desechos apilados en cualquier esquina. El olor de perros e inmundicias era muy fuerte. Entonces Berdella le platicó que antes había sido estudiante de arte y quería enseñarle su colección de objetos que tenía en el piso de arriba y cuando llegaron al final de las escaleras recibió un fuerte golpe en la cabeza y cayó al suelo. De inmediato quiso reaccionar y defenderse pero Berdella había sido más rápido y pronto lo estaba inyectando con alguna sustancia, pronto quedo paralizado y se desmayó. Al recobrar la conciencia se encontró completamente desnudo y atado en posición de águila, con los brazos y las piernas firmemente sujetos a los postes de una cama, Berdella le colocaba un collar de perro en el cuello y luego volvió a desmayarse.

Habían pasado muchas horas hasta que Bryson recobró la conciencia de nuevo y vio que la luz del sol aparecía por las ventanas. Bryson entendió que había caído en manos de alguien de quien solo había escuchado en extraños relatos de horror, un sádico sexual que con toda seguridad jamás lo iba a dejar libre.

Durante 4 días Bryson fue objeto de humillantes abusos y violaciones por parte de Berdella, pero llegó el momento en que este cometió un error. Como premio a su comportamiento, le ato las manos al frente, en vez de atarlas a los postes de la cama. Cuando Berdella abandonó la casa se dio a la tarea de liberarse. Después de soltarse saltó por la ventana del cuarto. Fue entonces que un vecino pudo ver a un hombre saltar del segundo piso de la casa de Berdella usando por única vestimenta un collar de perro y una correa. Este vecino al auxiliar al hombre desnudo fue quien realizó la primera llamada a la policía.

Cuando la policía llegó al lugar, auxiliaron a Bryson y lo cubrieron con una manta. Él les contó su historia; los agentes decidieron esperar a que Berdella regresara para interrogarlo, pues no sabían si Bryson decía la verdad. Cuando Berdella llegó, lo arrestaron como sospechoso de asalto sexual; le pidieron que firmara una autorización para entrar a su domicilio, pero Berdella se negó. La policía sospechaba que podía tratarse de una simple riña entre dos amantes homosexuales.

4315 Charlotte en Kansas City
Pese a todo, consiguieron una orden y entraron a la casa. En la planta baja sólo había basura, pero arriba estaba un cuarto cerrado con una televisión y una cama. En el suelo había trozos de cuerda. Junto a la cama descubrieron un dispositivo eléctrico con cables. En una mesita encontraron jeringas, frascos de gotas para los ojos, drogas y revistas pornográficas tiradas en el suelo.

Fue en otra habitación donde hallaron fotografías de Bryson atado; un par de cráneos y unos dientes guardados en un sobre; una columna vertebral humana; una sierra con fragmentos de cabellos, hueso y sangre; libros y máscaras que sugerían el interés de Berdella en la magia negra; varios cassettes de audio con descripciones de torturas y gritos de las víctimas; videocassettes con las grabaciones de los tormentos y asesinatos; otras fotografías Polaroid de víctimas vivas y de cadáveres; y, por supuesto, el diario de Berdella. Lo arrestaron.

La policía aplicó Luminol y detectaron la presencia de grandes cantidades de sangre en el suelo, en cubetas y recipientes.

Escarbaron en el jardín y hallaron otro cráneo con pedazos de vértebras, piel humana y sangre seca. Enviaron los cráneos a la Universidad de Kansas para su estudio.

Berdella se declaró culpable, el fiscal quería la pena de muerte, por lo que la defensa ofreció un trato: Berdella realizaría una confesión completa de todos sus crímenes a cambio de la cadena perpetua.Confesó el asesinato de 6 hombres.

El trato fue aceptado. Tras un corto juicio, Berdella comenzó a purgar su condena. El asesino sostenía que era una persona normal e incluso bondadosa y para demostrarlo constituyó un fondo para las familias de sus víctimas, con una suma inicial de $50,000 dólares, lo cual fue considerado como un insulto y una burla.

Berdella sólo cumplió cuatro años en prisión: el 8 de octubre de 1992 murió por un ataque cardíaco. Una de sus últimas quejas fue que los guardias no le suministraban sus medicamentos para el corazón.

Los restos de sus víctimas nunca pudieron ser localizados: permanecen perdidos en el relleno sanitario donde descargaba el camión de la basura que pasaba por Charlotte Street.
 
 
 
 

Parte 1



Parte 2



jueves, 10 de mayo de 2012

Belle Gunnes – La viuda negra


Belle Gunnes nació en 1859 en Trondhjem, Noruega, dónde vivió hasta el año 1883, fue este año cuando se marcha con 24 años a Chicago invitada por su hermana en busca de una vida mejor. 

Al poco tiempo se casó con Mads Sorenson un hombre conservador y muy trabajador impaciente por formar una familia y tener hijos, pero no pudieron tenerlos y decidieron adoptar a Jennie, mirtos y Lucy.

Llevaban una vida feliz y normal hasta que empezaron a tener problemas económicos, fue entonces cuando en 1900 su marido Mads Sorenson murió por causas misteriosas, el único síntoma que se le notó fue un lígero dolor en el pecho la noche antes de su muerte. En la partida de defunción los doctores redactaron que murió por un ataque al corazón.

Todos los problemas económicos que la viuda había tenido se resolvieron cuando cobró cerca de 8000$ de la póliza de vida de su marido, una enorme suma de dinero para la época. Además vende la granja dónde residían. 

Con esa honorable cantidad, Belle se agencia una pensión, con tan mala suerte que se incendia al poco tiempo, dejando a la ´pobre´ viuda con el único consuelo de la póliza de seguros que había tomado la precaución de contratar. 

Lejos de mostrar resentimiento alguno, con una iniciativa digna de admiración, invierte todo el dinero en una pastelería, negocio próspero... hasta que de nuevo el fuego lo consume en una sola noche. 

Como la compañía aseguradora estaba sospechando que los incendios fuesen provocados, la viuda cambia de aires y decide instalarse en el Este. Se va a Indiana, en dónde se casa por segunda vez con el hombre que le cedería su apellido: Peter Gunness.

 Como no es de extrañar en los matrimonios dónde anda de por medio una "viuda negra", Peter no vivió mucho tiempo después de casado. Sufrió un extraño contratiempo al resbalar "accidentalmente" en un estanque y propinarse un golpe mortal en la cabeza. La viuda Gunness no pudo sino disfrutar del dinero del seguro de su marido.

Después de ésta "tragedia" y cansada de estafar las aseguradoras con los incendios, decide probar otros métodos para conseguir dinero fácilmente, como poner anuncios en la sección de contactos de los periódicos. El matrimonio sí que podía llegar a ser dinero fácil, ya lo había comprobado... 

"Viuda rica, atractiva, joven, propietaria de una granja, desea entrar en contacto con caballero acomodado de gustos cultivados con el objeto de contraer matrimonio" 

A este anuncio contestaron cantidad de pretendientes, y finalmente, entre la gran variedad de cartas que recibió en respuesta, seleccionó algunos que le parecieron más adecuados. Les envió a cada uno una carta idéntica en tono abiertamente comercial describiéndole sus posesiones:

"Su respuesta me ha llenado de alegría, pues tengo la seguridad de que es el hombre ideal para mí. Estoy convencida de que sabrá hacer que tanto yo como mis niños seamos felices, y que puedo confiarle cuanto poseo en este mundo. Pero voy a ser sincera con usted y le describiré mi situación actual. No debe haber engaños ni disimulos por cualquiera de las dos partes. En la granja hay setenta y cinco acres de tierra y la cosecha es muy variada. Todo esto ya está casi pagado. Tengo tres hijos pequeños, dos niñas y un niño. Perdí a mi esposo en un accidente hace cinco años... y he descubierto que ocuparme de la granja y cuidar de los niños queda más allá de mis fuerzas. Mi idea es encontrar un compañero a quién pueda confiárselo todo... He decidido que cada candidato que ha merecido mi consideración favorable debe hacer un depósito satisfactorio en efectivo o acciones.
 
Creo que es la mejor forma de mantener alejados a los timadores que siempre andan buscando una oportunidad de ganar dinero fácil. Valgo un mínimo de 20.000 dólares, y si usted puede traer consigo la suma de 5.000 dólares para demostrar que se toma el asunto en serio, hablaremos del futuro."

No se sabe a ciencia cierta cuantos hombres respondieron a las cartas y llamaron a la puerta de Belle, aunque se estiman más de catorce, pero lo que sí es seguro es que ninguno de ellos vivió para contarlo. Este juego mortal iba de maravilla para la viuda Gunness, hasta que un descuido acabó con todo. A pesar de que trataba de elegir siempre aquellos candidatos que no tuviesen amigos íntimos o familia, cuando contactó con Andrew Holdgren no se dio cuenta que éste tenía un hermano, por encima, muy curioso...

Andrew Holdgren y su hermano Andrew Holdgren Asle Hegelein (Hermano de Andrew)


Habían pasado varios meses desde que Andrew se había marchado hacia Indiana, y como éste todavía no había dado señales de vida su hermano decidió escribir una carta a Belle, la "prometida", pidiéndole alguna noticia. En respuesta obtuvo una carta desesperada de la mujer:

"Haría cualquier cosa por encontrarle. Salió de mi casa un día de enero y daba la impresión de ser muy feliz, pero no he vuelto a verle desde entonces... iría hasta el fin del mundo para reunirme con él..." 

El 28 de abril de 1908 la mala suerte llamó de nuevo a la puerta de la mujer. Un gran fuego hizo arder la granja hasta los cimientos... y el misterio de todo es que ella no vivió para contarlo.
Cuando llegó la policía encontró cuatro cuerpos calcinados: el mayor fue identificado como perteneciente a Belle, y los tres pequeños, a sus hijos.
 
Un mes después comparecía ante un jurado por cuatro cargos de asesinato e incendio premeditado Roy Lamphere, uno de los amantes de Belle, y empleado ocasional en las tareas de la granja. Finalmente sólo fue acusado por el incendio, y pasó 21 años en prisión.
Mientras, los investigadores continuaron su tarea en la granja. A los pocos días hallaron el cuerpo desmembrado de Andrew Holdgren envuelto en una tela más nueve cadáveres más, todos ellos despedazados y envueltos en sus respectivas telas.
Lo cierto es que los crímenes aportaron numerosos quebraderos de cabeza a las autoridades. Nunca pudieron desvelar el enigma de los crímenes... ¿Quién era el verdadero asesino, Belle Gunness o Roy Lamphere? ¿Estaba realmente muerta la viuda o había escapado al incendio?.
Por si esas dudas fuesen poco, la policía cometió un grave error por el que fue criticada durante mucho tiempo: en una ocasión detuvieron erróneamente a dos mujeres inocentes en un tren, creyendo que eran Belle y su madre. 

Años más tarde, mientras miles de curiosos seguían visitando la granja como si de un espectáculo morboso se tratase, el amante de Belle acusado de incendio confesó los crímenes de la viuda y cómo él mismo le había ayudado a ocultar varios cadáveres. También reveló que el cuerpo calcinado que creían que correspondía al de Belle Gunness, en realidad no pertenecía a ella, sino al de una vagabunda que había sido atraída a la granja.

No obstante, hoy en día gracias a la medicina y a la antropología forense sí se sabe a ciencia cierta que el cadáver pertenecía a Belle. Pero entonces, ¿Por qué habría mentido el hombre? ¿Qué otras mentiras habrá contado a la policía? ¿Realmente provocó el acusado el terrible incendio?, ¿Para que? ¿Lo habrá provocado Belle Gunness para suicidarse dentro o querría haber hecho una tentativa de fraude a una compañía para cobrar otro seguro?... quien sabe...
Anillos de compromiso encontrados en el cadaver de Belle Gunness











miércoles, 2 de mayo de 2012

Bela Kiss


Un caso atípico entre los asesinos en serie pues empezó a matar con casi 40 años de edad.

En 1916, en un pequeño pueblo Hungría llamado Czinkota fueron hallados alrededor de treinta cadáveres de mujeres en la casa de un misterioso hombre llamado Bela Kiss.

Bela había llegado a Czinkota con su joven esposa (quince años más joven que él) María, quién pronto ganó el favor de sus vecinos por su carácter amable y atento.

Kiss tenía dinero, de modo que cuando llegó al pueblo alquiló una casa y empleó a dos criados que pasaban la noche en sus propios hogares por deseo expreso del húngaro. Ambos hombres hablaban maravillas de su atención pero coincidían en que tenía gustos raros y era poco comunicativo. En general, la gente del pueblo le tenía por un hombre respetable y educado.

El húngaro solía viajar a menudo para atender diversos negocios, pasaba largas temporadas fuera de casa, los habitantes del pueblo se percataron de que durante aquellas ausencias María se veía en la casa con un joven artista llamado Paul Bihari (o Bikari según las fuentes).

Justo cuando aquellas gentes consideraron justo avisar de la infidelidad de María, Bela se encontró con la casa vacía y una carta de su esposa que le avisaba de su abandono. Los criados le encontraron llorando con la carta en la mano.

A partir de éste incidente, Bela despide a los criados y contrata a un ama de llaves.

Deprimido, pasa la mayor parte del tiempo en soledad, apartándose de la gente que le muestra su apoyo. Comienza a conocer mujeres a las que cita en su casa, prescindiendo del ama de llaves a menudo. Ésta observa que a cada cita acude una mujer diferente y se apena por su patrón, pues ninguna se queda a vivir con él; sin embargo, continúa teniendo esperanzas, pensando que en algún momento conocerá a la mujer definitiva.

Cierto día, Bela conversaba con el Condestable del pueblo, quien le comentó que quizás pronto entraran en guerra. Bela le invita a ver sus instalaciones en el sótano, que consistían en unos depósitos cilíndricos en los que había ahorrado gasolina (por su gran valor en caso de conflicto bélico). El oficial le felicita por su carácter previsor.
Por aquel entonces, los periódicos publican las continuas desapariciones de mujeres; la policía sospecha de un tal Hoffman, el cual también acabó desapareciendo.

Con el estallido de la primera guerra europea Bela fue disminuyendo sus viajes y sus citas, y éstas fueron definitivamente ya imposibles cuando fue reclutado para luchar. Bela alegó no poder enrolarse porque sufría del corazón pero tras hacerle una revisión médica descubrieron que la enfermedad era falsa y lo reclutaron. Antes de partir, le confía la llave del sótano al Condestable, para que hiciera uso del combustible en caso de que él muriera.

Cinco meses después el pueblo recibe la triste noticia de que Bela Kiss había muerto en un hospital militar de Belgrado.

El Condestable hizo pública la generosa donación del húngaro y se dirigió a la casa de Kiss con algunos soldados. Ya en el sótano, dos soldados intentaron mover alguno de los bidones, pero desistieron objetando que dentro había algo sólido y que pesaba demasiado. Los hombres abrieron el bidón y gritaron al unísono al descubrir a una joven desnuda, estrangulada con una bufanda de seda y conservada en litros de alcohol. Haciendo acopio de valor abrieron el resto de los bidones y en cada uno de ellos descubrieron cuerpos jóvenes, desnudos y asesinados del mismo modo conservados en alcohol. Sólo un bidón contenía gasolina.

En los días siguientes, se hallaron 10 cuerpos más enterrados en el jardín y 12 en un bosque cercano. También aparecieron, en el sótano de la casa, los cuerpos de María y su amante, estrangulados.

En plena investigación, se confirma que el principal sospechoso de las desapariciones de mujeres, Hoffman, es en realidad Bela Kiss. Había mantenido correspondencia con más de 20 mujeres gracias a los anuncios matrimoniales de un periódico, los cuales le permitieron conocer la posición económica de las candidatas.

Un día, llegó a Czinkota la noticia de que Bela Kiss no estaba muerto, sino que había desertado. Consiguió intercambiar su identidad con un joven soldado; la diferencia de edad entre ambos ayudó a identificar al joven, pues Bela tenía más de 40 años.

Se hizo una búsqueda que no fructificó y se escucharon muchos relatos acerca de dónde se le podía haber visto, pero fue un desertor de la Legión Extranjera francesa quien dio seguramente la pista más fiable: el hombre dijo que había conocido a un tipo que alardeaba de haber hecho una fortuna asesinando a mujeres ricas.
 
La policía ya le había echado el ojo pero antes de echarle el guante y capturarle, Bela, con un sexto sentido y sin sospechar que estaba en el punto de mira de la policía, volvió a huir. Durante los siguientes años corrieron rumores de haber sido visto en Budapest, Francia o Nueva York, finalmente se supuso que se había exiliado en algún lugar de Sudamérica donde su aspecto moreno le haría pasar desapercibido. En cualquier caso, no se supo más de él, desapareció por completo.

martes, 24 de abril de 2012

Gilles de Rais - Barba Azul


Descendía de una de las familias más ricas y poderosas de Francia, y a los once años había heredado una de las mayores fortunas del país, que se había incrementado tras casarse a los dieciséis, con su prima e inmensamente rica, Catalina de Thouars. Por aquel entonces su vida transcurría con total normalidad, incluso acababa de ser padre de una niña y era uno de los nobles más ricos de Europa. 

No obstante su conducta cambiaría tras la captura de su protegida Juana de Arco. El joven Mariscal trató de salvarla con una obstinación casi obsesiva, pero de poco le iba a servir, pues Juana acabaría siendo quemada en la hoguera. 

Tras el duro shock de haber perdido a la mujer que idolatraba en secreto, Gilles se separó de su esposa y se encerró en su castillo de Tiffauges, negándose a tener contactos sexuales con ninguna mujer. Entonces comenzó una insólita carrera de crímenes y sacrilegios contra la Iglesia, pues trataba de desafiar a Dios por haber permitido que Juana fuese torturada y quemada. 

Para divertirse, ordenaba que se organizasen en sus múltiples castillos lujosísimas fiestas y representaciones teatrales que eran conocidas en toda Europa, pero sus excesivos gastos pronto empezaron a menguar su fortuna y se vio obligado a vender varias de sus propiedades.

Preocupado por tales pérdidas, el barón de Rais se fue aficionando a la Alquimia e hizo que se instalase un laboratorio en un ala del castillo, donde trabajaba sin apenas dormir ayudado por alquimistas y magos importados de toda Europa a la búsqueda de la piedra filosofal, capaz, según la tradición esotérica, de transformar los metales en oro.

Al cabo de cierto tiempo, su sueño de oro no acababa de madurar, todo lo contrario, los alquimistas y magos le costaban una fortuna que lo iba arruinando más y más, hasta que desengañado despidió a la gran mayoría. Los pocos que quedaron a su mando no tardaron en persuadirlo que sólo con la ayuda del Diablo podría conseguir el oro que necesitaba.

(Algunas de sus numerosas biografías, cuentan que Gilles de Rais, llamado Barba Azul, habría hecho testamento legando parte de sus bienes a Satanás, pero reservándose su vida y su alma, según la leyenda. En las escrituras del castillo, figura como titular el mismo Diablo).
 
Los historiadores opinan que su primer crimen fue cometido con el propósito de realizar un pacto con éste para lograr sus favores. Pero tras haberle cortado las muñecas a la víctima, haberle sacado el corazón, los ojos y la sangre, ni se le apareció el Diablo ni logró trasformar el metal en oro. Lo único que habría logrado, sería el haber descubierto su pasión secreta: la tortura, la violación y el asesinato de niños. 

Este personaje sentía una predilección malsana por los niños y los adolescentes, hasta el punto de que se atribuyó nada menos que la muerte de 200, tal vez más... 

A partir del verano de 1438 comenzaron a desaparecer algunos muchachos de la misma ciudad de Nantes, de los pueblos de los alrededores, y la mayor parte, ocurrían cerca de la mansión del barón de Rais. También hacía entrar en su castillo a algunos de los niños mendigos que pedían limosna frente al puente levadizo, que eran retenidos contra su voluntad por sus servidores, violados y desmembrados posteriormente. La sangre y otros restos se conservaban para propósitos mágicos.

El mismo Gilles contó en alguna ocasión como disfrutaba visitando la sala donde los chicos eran a veces colgados de unos ganchos. Al escuchar las súplicas de alguno de ellos y ver sus contorsiones, Gilles fingía horror, le cortaba las cuerdas, le cogía tiernamente en sus brazos y le secaba las lágrimas reconfortándole. Luego, una vez se había ganado la confianza del muchacho, sacaba un cuchillo y le segaba la garganta, tras lo cual violaba el cadáver. 

En una ocasión, se acercó a un niño que había elegido previamente y lo llevó al gran lecho que ocupaba el fondo de la sala de "torturas". Después de algunas caricias, tomó una daga que colgaba de su cintura, y riendo a carcajadas cortó la vena del cuello del desdichado. Frente a la sangre que brotaba y al cuerpo que se convulsionaba, el barón se puso como loco. Arrancó las vestimentas al moribundo, tomó su propio miembro y lo frotó en el vientre del niño, que dos de sus cómplices sostenían porque éste estaba sin conocimiento. Cuando por fin salió el esperma, tuvo un nuevo acceso de rabia, tomó una espada y de un golpe cortó la cabeza de la víctima. Gilles, en pleno éxtasis se tumbó sobre el cuerpo decapitado, introdujo su sexo entre las piernas rígidas del cadáver, gritando y llorando hasta un nuevo orgasmo, se derrumbó sobre el cuerpo cubriéndolo de besos y lamiendo la sangre.

Luego ordenó que quemasen el cuerpo y que conservasen la cabeza hasta el día siguiente. En ese mismo suelo, desnudo y manchado de sangre se habría quedado dormido. 

A la mañana siguiente no quedaba huella ninguna de su desenfreno de la noche anterior, sus sirvientes la habían limpiado. Pidió que le trajeran la cabeza y ante ésta, se arrodilló bañado en lágrimas y prometió reformarse. Acercó sus labios a la cabeza, la besó largamente y se fue a su cama llevándola consigo y diciéndole que muy pronto se reuniría con otras cabezas tan bellas como ella...

Uno de los mayores placeres de Gilles era tener las cabezas decapitadas clavadas ante su vista. Luego llamaba a un artista de su séquito, el cual ondulaba exquisitamente el cabello del niño, le enrojecía los labios y las mejillas hasta darle un aspecto de belleza impresionante.

Cuando tenía bastantes cabezas cortadas, celebraba una especie de concurso de belleza, en el cual sus amigos e invitados votaban sobre cual era la más bella. La cabeza "ganadora" era dedicada a un uso necrofílico. 

Tras las numerosas desapariciones de niños, poco a poco las sospechas se fueron tornando hacia la persona del barón, pero nadie se atrevía a acusarle, pues aunque más empobrecido seguía siendo un personaje muy poderoso, y sus víctimas en cambio, solo eran gente muy humilde.

A principios de 1440, llegaron los rumores hasta la corte del duque de Bretaña, quién ordenó abrir una investigación sobre los secuestros y la posible implicación del barón de Rais.

El 13 de septiembre fue detenido en su el pueblo de Machecoul por un grupo de soldados, quienes hallaron en su propiedad los cuerpos despedazados de 50 adolescentes. El duque de Bretaña le hizo compadecer ante la justicia acusado de haber asesinado e inmolado entre 140 y 200 niños en prácticas diabólicas.

Se le infligieron todo tipo de torturas para obligarle a confesar sus crímenes, que se obstinaba a negar pese a las evidencias, pero fue sólo la amenaza de la excomunión lo que le indujo a hacerlo detalladamente. En octubre, Gilles aceptó voluntariamente todos los cargos que se le imputaban y confesó.Al amanecer del 26 de octubre fue llevado a un descampado junto con dos de sus más destacados cómplices para ser ahorcado y quemado en la hoguera. En el patíbulo manifestó públicamente su arrepentimiento, instando a todos los presentes a no seguir su ejemplo y pidiendo humildemente perdón a los padres de las víctimas. Murió aferrándose desesperadamente a su fe cristiana.

Accediendo a las súplicas de algunos de sus parientes, el cuerpo, parcialmente quemado, fue retirado de la hoguera y enterrado en una iglesia de las carmelitas en Nantes.