Robert Berdella nació en Cuyahoga
Falls, Ohio (Estados Unidos) el 31 de enero de 1939 en el seno de una familia
católica. Fue bautizado a los doce años. Tuvo un hermano llamado Daniel, siete
años menor que él. En 1955, cuando Berdella tenía apenas dieciséis años, su
padre murió de un ataque cardiaco. Su madre se fue poco después a vivir con
otro hombre, situación que Berdella nunca aceptó.
Para ese entonces ya identifica
su orientación homosexual. Se reporta fue violado por un compañero de trabajo
del restaurante donde trabajaba. Con seguridad este lamentable acontecimiento
debió minar su fe al grado que desde esa temporada dejó de asistir a los
servicios religiosos como acostumbraba.
Fue por esos tiempos que
descubrió su amor por el cine y la fotografía.
Pasaba las tardes solo, mirando películas en algún cinema. No sabía que
una de esas cintas cambiaría su vida: se trataba de El coleccionista, en la
cual un hombre que recolecta mariposas secuestra a una mujer con la cual se ha
obsesionado y a la que mantiene encerrada en el sótano, hasta conseguir que
ella acceda a sus deseos. Para el impresionable Robert Berdella, esta película
representaba una revelación, y así lo declararía años después.
En 1967, Berdella ingresó al
Instituto de Arte de Kansas; tenía 18 años. No terminó los estudios: comenzó a
consumir alcohol y drogas de manera alarmante, hasta que fue arrestado por
posesión de drogas. En 1968 entró como cocinero a un restaurante; durante mucho
tiempo trabajó allí con gran éxito, al grado de que un año después pudo
adquirir una casa en Charlotte Street.
Entre 1970 y 1980 su vida
transcurrió con aparente normalidad. Ayudó a conformar una patrulla vecinal
contra el crimen en su barrio. Se convirtió en un chef tan prestigiado, que era
requerido en importantes restaurantes y clubes. Sin embargo, en 1981 renunció a
su trabajo para inaugurar un negocio: un local de artículos góticos bautizado
como “El Bazar Bizarro de Bob” (“Bob's Bazaar Bizarre”) , ubicado en un mercado
local. Vendía además antigüedades.
A los 33 años tuvo como pareja a
un veterano de la guerra de Vietnam, pero la relación fue un desastre. Cuando
se separaron, Robert Berdella comenzó a frecuentar prostitutos. Se involucró
sentimentalmente con varios e incluso se llevó a algunos a vivir a su casa, a
cambio de compartir gastos. Les hablaba sobre enderezar sus vidas y dejar de
prostituirse.
Jerry Howell |
Pero un evento desconocido lo
cambió por completo. Berdella nunca quiso hablar del asunto, pero algo lo
transformó por completo. Jerry Howell
era un amigo suyo de muchos años; Berdella le había prestado dinero y él se
negaba a pagárselo. Como vio que no recuperaría su dinero, Berdella decidió
cobrar la deuda de otra manera.
El 4 de julio de 1984 pasó a
recogerlo con el pretexto de beber unas cervezas juntos. Ya en su casa, le
suministró varios calmantes sin que Howell se diera cuenta, hasta que perdió el
conocimiento. Una vez desmayado su amigo, Berdella comenzó a sodomizarlo.
Después lo ató y se marchó a trabajar a su bazar. Cuando regresó, se dedicó a
inyectarle diversos medicamentos para que siguiera sedado.
Como estaba a su entera
disposición, Berdella decidió ir más allá: lo colgó del techo, sostenido de los
pies, haciéndole heridas para desangrarlo. Luego tomó su colección de cuchillos
de cocinero y empezó a cortarlo en pedazos; cuando el trabajo se hizo más
difícil, Berdella empleó una sierra eléctrica. Howell no aguantó: comenzó a
vomitar por el dolor y terminó ahogándose.
¿Cómo se deshizo del cuerpo?,
simple, Berdella terminó de cortar el cuerpo, empacó los restos en bolsas de
plástico y los sacó a la basura. El camión recolector se llevó todo al otro
día. A raíz de esto, Berdella comenzó un diario.
Berdella era un hombre cruel y
despiadado, buscaba prostitutos y los invitaba a su casa, una vez dentro, se
dedicaban a beber y Berdella le ponía algunas drogas a la bebida de la víctima
lo que hacía que se desmayase. Cuando éste despertaba, se encontraba atado de
pies y manos, con la boca tapada y a un siniestro Berdella que le sacaba fotos
con su Polaroid el cual luego se disponía a torturarlo de una manera brutal y
casi sin descanso.
La tortura de Berdella era
extremadamente cruel: violaba de una forma brutal a todas sus víctimas, incluso
llegaba a introducirles su puño y antebrazo en forma anal. Les inyectaba
diversas drogas de veterinaria en diversas partes del cuerpo para ver como
reaccionaban (Berdella no tenía conocimientos sobre medicina). Les rompía los
huesos con una barilla de hierro o a puño limpio. Los sometía a torturas
basadas en descargas eléctricas y les cortaba o cercenaba partes del cuerpo con
diversos cuchillos….todo mientras sus víctimas estaban vivas….los mantenía así
por espacio de varios días.
Una vez muerta la víctima por la
intensa tortura, se dedicaba a descuartizar los cuerpos (algunas veces
conservaba algunas partes), los envolvía en plástico y simplemente los colocaba
en bolsas de basura para que el recolector se las llevara.
Parecía que Berdella nunca iba a
caer. Tenía la fachada perfecta ante los demás, era un hombre trabajador y
exitoso, buen vecino y con una política que iba en contra de la prostitución y
las drogas. Nadie sospechaba…hasta que llegó Chris Bryson, su última víctima.
Chris Bryson |
Bryson cayó de la misma forma que todos. Berdella lo invitó a una
fiesta, ingirieron bebidas y luego llegaron a su casa. Cuando entraron al
sitio, vio que el lugar era un completo desastre con basura y desechos apilados
en cualquier esquina. El olor de perros e inmundicias era muy fuerte. Entonces
Berdella le platicó que antes había sido estudiante de arte y quería enseñarle
su colección de objetos que tenía en el piso de arriba y cuando llegaron al
final de las escaleras recibió un fuerte golpe en la cabeza y cayó al suelo. De
inmediato quiso reaccionar y defenderse pero Berdella había sido más rápido y
pronto lo estaba inyectando con alguna sustancia, pronto quedo paralizado y se
desmayó. Al recobrar la conciencia se encontró completamente desnudo y atado en
posición de águila, con los brazos y las piernas firmemente sujetos a los
postes de una cama, Berdella le colocaba un collar de perro en el cuello y
luego volvió a desmayarse.
Habían pasado muchas horas hasta
que Bryson recobró la conciencia de nuevo y vio que la luz del sol aparecía por
las ventanas. Bryson entendió que había caído en manos de alguien de quien solo
había escuchado en extraños relatos de horror, un sádico sexual que con toda
seguridad jamás lo iba a dejar libre.
Durante 4 días Bryson fue objeto
de humillantes abusos y violaciones por parte de Berdella, pero llegó el
momento en que este cometió un error. Como premio a su comportamiento, le ato
las manos al frente, en vez de atarlas a los postes de la cama. Cuando Berdella
abandonó la casa se dio a la tarea de liberarse. Después de soltarse saltó por
la ventana del cuarto. Fue entonces que un vecino pudo ver a un hombre saltar
del segundo piso de la casa de Berdella usando por única vestimenta un collar
de perro y una correa. Este vecino al auxiliar al hombre desnudo fue quien
realizó la primera llamada a la policía.
Cuando la policía llegó al lugar,
auxiliaron a Bryson y lo cubrieron con una manta. Él les contó su historia; los
agentes decidieron esperar a que Berdella regresara para interrogarlo, pues no
sabían si Bryson decía la verdad. Cuando Berdella llegó, lo arrestaron como
sospechoso de asalto sexual; le pidieron que firmara una autorización para
entrar a su domicilio, pero Berdella se negó. La policía sospechaba que podía
tratarse de una simple riña entre dos amantes homosexuales.
4315 Charlotte en Kansas City |
Pese a todo, consiguieron una
orden y entraron a la casa. En la planta baja sólo había basura, pero arriba
estaba un cuarto cerrado con una televisión y una cama. En el suelo había trozos
de cuerda. Junto a la cama descubrieron un dispositivo eléctrico con cables. En
una mesita encontraron jeringas, frascos de gotas para los ojos, drogas y
revistas pornográficas tiradas en el suelo.
Fue en otra habitación donde
hallaron fotografías de Bryson atado; un par de cráneos y unos dientes
guardados en un sobre; una columna vertebral humana; una sierra con fragmentos
de cabellos, hueso y sangre; libros y máscaras que sugerían el interés de
Berdella en la magia negra; varios cassettes de audio con descripciones de
torturas y gritos de las víctimas; videocassettes con las grabaciones de los
tormentos y asesinatos; otras fotografías Polaroid de víctimas vivas y de
cadáveres; y, por supuesto, el diario de Berdella. Lo arrestaron.
La policía aplicó Luminol y
detectaron la presencia de grandes cantidades de sangre en el suelo, en cubetas
y recipientes.
Escarbaron en el jardín y
hallaron otro cráneo con pedazos de vértebras, piel humana y sangre seca.
Enviaron los cráneos a la Universidad de Kansas para su estudio.
Berdella se declaró culpable, el
fiscal quería la pena de muerte, por lo que la defensa ofreció un trato:
Berdella realizaría una confesión completa de todos sus crímenes a cambio de la
cadena perpetua.Confesó el asesinato de 6 hombres.
El trato fue aceptado. Tras un
corto juicio, Berdella comenzó a purgar su condena. El asesino sostenía que era
una persona normal e incluso bondadosa y para demostrarlo constituyó un fondo
para las familias de sus víctimas, con una suma inicial de $50,000 dólares, lo
cual fue considerado como un insulto y una burla.
Berdella sólo cumplió cuatro años
en prisión: el 8 de octubre de 1992 murió por un ataque cardíaco. Una de sus
últimas quejas fue que los guardias no le suministraban sus medicamentos para
el corazón.
Los
restos de sus víctimas nunca pudieron ser localizados: permanecen perdidos en
el relleno sanitario donde descargaba el camión de la basura que pasaba por
Charlotte Street.
Parte 1
Parte 2