jueves, 1 de diciembre de 2011

Antonio Anglés Martins - Crímen de Alcasser - 1/3



La "historia" de Antonio Anglés es, sin duda, la de una vida plagada de oscuras lagunas, de enormes vacíos biográficos y de grandes contradicciones.

Por no estar claro, ni lo está su fecha de nacimiento. Según la Guardia Civil, Antonio nació el día 20 de junio de 1966; según la Policía, el 30 de julio 1966; y según consta en el Libro de Familia, el 25 de julio de 1966.

De sus antecedentes familiares tampoco existen muchos datos. Se sabe que su abuelo, Enrique Joaquín Anglés Monroig era natural de Calich (Castellón), que vivía en Valencia en la calle Palleter número 16 bajo, y que cuando contaba con 47 años, en 1951, decidió emigrar a Brasil. Dos años después, en 1953, se fue su hijo Enrique, el que sería el padre de Antonio Anglés.

En Brasil, Enrique Anglés José conoció a una jovencita, catorce años más joven que él, llamada Neusa Martíns Dias, en un club de baile de Sao Paulo. "Yo tenía 16 años y él me llevó a lo oscuro y se puso encima de mi. Me enteré de que estaba embarazada cuando se me hinchó el vientre", relata Neusa, la madre de los Anglés, en una lengua a mitad de camino entre el castellano y el portugués.

Enrique y Neusa se casaron el 28 febrero de 1959, residiendo en el barrio de San Amaro en Sao Paulo, donde nacieron sus cuatro primeros hijos Divina, Ricardo, Juan Luis y Antonio Anglés.

En 1968, el matrimonio Anglés y sus cuatro hijos emigraron a España, instalándose en una "casucha" de planta baja en el pueblo valenciano de Catarroja, concretamente en el número XX de la calle Colón. Allí, Neusa parió cinco hijos más y sufrió tres abortos.

Según recuerdan los vecinos, Enrique Anglés "no era mal hombre, lo que pasa es que siempre estaba persiguiendo mujeres. Y borracho".

Antonio no vio mucho a su padre, que trabajó de cocinero en un motel de Torrente hasta que le echaron por acosar a las empleadas y armar lío. A veces, los hijos tenían que llevarle dinero a algún bar. La madre de ausentaba todas las noches para acudir a su trabajo como matarife de pollos en la empresa "Saconda". Los hijos, hacían lo que querían. Los nueve, siete chicos y dos chicas vivían completamente hacinados en dos habitaciones y en el salón, durmiendo en desvencijadas literas y colchones tirados en el suelo. Lógicamente, las calles fueron la escuela de todos ellos y según iban creciendo entraban a formar parte del submundo de la droga y la delincuencia. Además, desgraciadamente, varios de los hermanos padecían graves problemas psíquicos.

Cinco años antes de cometerse los asesinatos, el 3 de enero de 1988, el Equipo Base de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Catarroja, emitió el siguiente informe sobre la familia Anglés, que es un auténtico resumen biográfico de sus miembros.


SITUACIÓN FAMILIAR

PADRE:

Enrique Anglés José, nacido en Valencia el día 15 de septiembre de 1926, de 62 años, de profesión Fontanero, parado, no trabaja desde hace 5 años, alcohólico, actualmente hospitalizado debido a que padece una cirrosis etílica en fase terminal.

No ha tenido nunca autoridad sobre sus hijos, maltratando habitualmente a la madre de los menores con objeto de obtener dinero.


MADRE:

Neusa Martíns Dias, 48 años, nacida en Pompeia, Estado de Sao Paulo (Brasil) el día 27 de octubre de 1940, de profesión matarife de aves, en activo, sostiene económicamente a toda la familia, ingresos mensuales alrededor de 70.000 pesetas contabilizando hasta 14 horas de trabajo diario.

Debido a su peculiar forma de ser es incapaz de atender las necesidades mínimas tanto suyas como de sus hijos. Es analfabeta y se muestra como una persona inmadura y con falta de recursos intelectuales.

Habitualmente es maltratada tanto por el marido como por los hijos mayores, en especial Antonio. Ante las amenazas de este último se le ha llegado a dar protección policial en un local municipal junto con los menores. Tiene interpuestas varias denuncias por malos tratos y robo contra su hijo Antonio.


HERMANOS:

  • Divinidad Anglés Martíns, nacida en Sao Paulo el día 3 de agosto de 1959, 29 años. De pequeña permaneció ingresada en el hospicio de monjas El Buen Jesús. Se escapó de casa. Nadie sabe donde vive. Ha cortado totalmente el vínculo con la familia.
  • Ricardo Anglés Martíns, nacido en Sao Paulo (Brasil) el 28 de marzo de 1961, tiene 27 años, presenta una acentuada cojera, así como trastornos de personalidad (paranoia) sin tendencias agresivas. Se refugia en sí mismo automarginándose y viviendo aislado en una caseta en el campo; actualmente percibe una pensión de invalidez de 40.000 pesetas mensuales (una escayola que llevó durante 11 meses cuando era adolescente y que nadie le quitó ni en su casa ni en la casa de la Misericordia donde estuvo alojado, le provocó un acortamiento de 7 centímetros en una de las piernas. Recientemente ha ingresado en la iglesia mormona, pero quiso salirse porque no le dejaban ver el programa de las "Mama Chicho".
  •  Juan Luis Anglés Martíns, nacido en Sao Paulo (Brasil) el día 8 de enero de 1963, 26 años, padece esquizofrenia con deterioro de la personalidad, actualmente se encuentra en la cárcel Psiquiátrica de Fontcalent por agresión con arma blanca a su hermano Antonio. (Ha trabajado eventualmente de "chapero", es decir, manteniendo relaciones con homosexuales a cambio de dinero).
  • Antonio Anglés Martíns, nacido en Sao Paulo (Brasil) el 25 de julio de 1966, de 22 años, actualmente cumple condena en la cárcel Modelo de Valencia, tiene pendientes varios juicios, se le supone vinculado con el tráfico de drogas para lo cual utiliza a los menores, es el único que tiene autoridad "impuesta" sobre la familia, amenazando tanto a los padres como a sus hermanos.
  • Enrique Anglés Martíns, nacido en Valencia el día 5 de mayo de 1969, tiene 19 años, actualmente cumple el Servicio Militar en Las Palmas (Canarias). Su coeficiente de inteligencia es límite, no presenta trastornos de la personalidad. (Vivió durante muchos años en los billares de Catarroja. Se encargaba del cambio y del mantenimiento del local, donde también pernoctaba. Según su madre Enrique "tiene mal el hígado y está mal de la cabeza". Neusa asegura que su hijo "no ha follado nunca con chicas porque le da vergüenza" y que se hace sus necesidades encima, llegando a la demencia de "freír en una sartén su propia mierda").
  • Dolores Anglés Martíns, nacida en Valencia el 25 de junio de 1971. 17 años. Vive en un piso de la localidad con unos amigos pero come y cena habitualmente en su casa. Depende económicamente de su madre.
  • Roberto Anglés Martíns, nacido en Valencia el día 11 de septiembre de 1972. 16 años. Parado. Como todos sus demás hermanos no sabe apenas leer y escribir. Actualmente, al haber sido encarcelado su hermano Antonio, ha asumido su papel dentro de la casa, comportándose de una manera violenta y amenazadora con su familia.
  • Joaquín Mauricio Anglés Martíns, nacido el día 1 de Mayo de 1978 en Valencia, 10 años.
     
  • Carlos Anglés Martíns, nacido el día 18 de Noviembre de 1979 en Valencia, 9 años.


SITUACIÓN DE LOS MENORES:

Desde la primavera del año 87 hasta el verano del 88 han permanecido en el colegio Niño Jesús, en régimen de internado. Actualmente están sin escolarizar. Desde su baja voluntaria en el Centro han estado implicados en diversos asuntos (peleas, robos, etc.,) que han llevado a su paso por el Centro de Recepción (Noviembre) y apertura de expediente en el Juzgado nº 2 de Menores (Diciembre).

Tanto Mauricio como Carlos son menores carenciados afectivamente y cuya situación de abandono les ha obligado a buscarse la vida. Así se presentan como chavales de alto riesgo, con forma de vida marginal y con grupo social de referencia delictivo.

Tal y como se puede comprobar por el anterior informe, en el año 1988 la familia Anglés era un grupo anárquico y conflictivo, donde la convivencia se basaba en la violencia, los malos tratos y el que cada uno vivía "a su aire".

Y conforme fue pasando el tiempo, las cosas no mejoraron. Muy al contrario. Según los hijos fueron creciendo los problemas aumentaron y la Policía y la Guardia Civil se convirtieron en asiduos visitantes del domicilio de los Anglés. Igualmente, los hermanos Anglés se convirtieron en asiduos visitantes de los reformarios y las cárceles valencianas.

De la personalidad de Antonio Anglés tampoco se conocen datos fiables, dado que ha existido un enorme interés en hacerle aparecer como un siniestro personaje capaz de cometer las peores villanías. Recopilando informaciones aparecidas en la prensa este sería el perfil de Anglés "el malo":

"Con su rostro de buen chico y su apariencia de no haber roto nunca ningún plato, Antonio Anglés Martíns ha practicado durante toda su vida un solo deporte: ejercer el terror y la crueldad entre sus congéneres. Perverso hasta la saciedad, egoista, primitivo e incapaz de ser sometido a norma alguna".

"Le gusta ir limpio y cuida con mimo su aspecto personal. Siente debilidad por la ropa de marca y siempre que puede combina los colores de las prendas que, en ocasiones, robaba a punta de navaja y a bordo de una moto en marcha a los escolares del Instituto de Catarroja, a quienes les quitaba cazadoras, camisas y hasta los zapatos".

"La madre y los hermanos de Antonio Anglés Martíns han vivido durante años aterrados por sus palizas y robos. De un bofetón le arrancó los dientes a su madre. La mujer estuvo durante muchos meses escondiendo los billetes de dinero en la vagina para que su hijo Antonio no se los robara. Otros métodos anteriores que probó, como fueron guardarlo en los calcetines y acostarse con los zapatos puestos y en una bolsita de tela junto al sujetador, no dieron resultados".


"Estando en la cárcel, Antonio, a través de unos colegas, mandó un recado a su madre: "si no pagas la multa, mandaré a los de ETA que he conocido en la cárcel para que te maten".

"Con un amigo, atracó en una ocasión a Neusa, su madre, provisto de un palo. Le dijo que si no le daba las 50.000 pesetas de sueldo que acababa de cobrar le metería el palo por la vagina. La mujer reconoció a su hijo Antonio a pesar de la oscuridad, hizo de tripas corazón y lo denunció. En el juicio, al que la madre acudió con protección oficial, el abogado de oficio que defendió a Antonio Anglés se dirigió a ella y le increpó: "¿Hasta dónde ha podido llegar para denunciar a su propio hijo?". Neusa retiró la denuncia. Antonio volvió a amenazarla con matarla".


"Una noche Antonio prendió fuego el colchón en el que dormía su madre, para que se quemara viva. Su padre, que dormitaba ebrio y tirado en alguna parte de la casa, se despertó con el humo y logró sacar a su mujer y ponerla a salvo. La ira de Antonio se desató como una tormenta y arremetió contra ambos en una cruel paliza".


"Neusa estuvo a punto de morir abrasada a manos de su hijo. "Una vez me echó de casa", relató, "porque no le di dinero. Me tuve que ir a dormir a un coche abandonado y, cuando estaba dentro, llegó él y le prendió fuego".

"En otra ocasión, otro de los hermanos, Juan Luis, no toleró los golpes que Antonio daba a la madre y le asestó una puñalada. Antonio ingresó en el hospital Doctor Peset de Valencia. Durante su convalecencia dormía con un cuchillo bajo la almohada. Esta vez también mandó recado a su casa con unos conocidos. "Cuando vuelva los mataré a todos, a Juan Luis y a los dos pequeños".

"Antonio Anglés, que no tiene oficio ni beneficio, habla en castellano y no se somete a norma alguna. Ha logrado librarse hasta de la mili. En un principio creía que quedaría exento por ser analfabeto y haber nacido en Brasil, pero se hicieron los trámites oportunos para que fuera al Ejercito y separarlo así durante más de un año de su familia, que en vano intentaba normalizar la situación. Sin embargo, se salió con la suya. Antes de ir dijo: "Haré como si me suicido". Efectivamente. A los pocos días de llegar al cuartel apareció con una soga debajo del mentón. Salió exento y se libró de la mili".

"Su astucia y maldad no tiene parangón; de puertas para afuera daba la imagen de buen chico, con su carita de guapo y bien arreglado, pero de puertas adentro era un demonio. El mejor plato de comida siempre era para él; los tenía aterrorizados. Su madre ha intentado cientos de veces llevar una vida normal, pero él nunca les ha dejado. Es un animal y un narcisista. No quiere a nadie".

Evidentemente, todos estos datos deben ser analizados con sumo cuidado, ya que la mayor parte de ellos no ha podido ser constatado realmente.

Lo que si se conoce es la trayectoria de Antonio Anglés en las cárceles españolas, donde ha ingresado en cinco ocasiones. La primera de ellas el 13 de abril de 1985, pocos meses después de cumplir la mayoría de edad, por un delito de receptación (adquisición de objetos robados). Salió en libertad condicional a los dos días.

El segundo ingreso fue el 13 de Enero de 1987, para cumplir una pena de 47 días a la que fue condenado por el delito anterior. Salió de la cárcel por extinción de condena.

De nuevo ingresa en la cárcel el 25 de julio de 1987 acusado de un presunto delito de tráfico de drogas. Salió en libertad provisional el 11 de agosto.

El 18 de junio de 1988 vuelve a la prisión para cumplir un año de condena por un delito de robo con intimidación, y no sale a la calle hasta el 16 de febrero de 1989.

Durante este periodo de libertad, Antonio vio morir a su padre, víctima de los abusos del alcohol, y protagonizó el acto delictivo más grave de su curriculum. Fue el 8 de enero de 1990 y su víctima una joven de 20 años llamada Nuria Pera Mateu.

Según Kelly Anglés: "Ella era toxicómana y mi hermano vendía droga, un día ella se llevó todo lo que había en el piso, la droga, todo lo de valor. Mi hermano fue a buscarla y cuando la encontró le pegó una gran paliza la llevó a la planta baja, la encadenó para que no avisara a la Policía, y en el transcurso que iba a volver a soltarla mi hermano Ricardo se lo dijo a la Policía y se la llevaron".

Por su parte Nuria Pera declaró al juez que acudió al domicilio de Antonio Anglés, en la capital valenciana, para pagarle parte del dinero que le debía por haberle comprado droga y para anunciarle que el resto se lo daría más adelante.

Según su testimonio, Antonio la golpeó en varias ocasiones y, amenazándola con un cuchillo, la obligó a acompañarle hasta la casa de sus padres, en la calle Colón, en Catarroja. Una vez allí, volvió a golpearla y después la introdujo en una habitación situada en el fondo de la vivienda, detrás de un corral, donde con una cadena de seis metros le ató en una de las pilastras, dejándola encadenada durante dos días. "Antonio me dio golpes por todo el cuerpo. Me amenazaba con clavarme un cuchillo y hacerme una marca en la cara. Me dijo que me iba a tirar a un pozo que había en la casa y él tiraba cosas dentro para que yo oyera lo profundo que estaba. Estuvo a punto de estrangularme y me dio tanto miedo que me hice mis necesidades encima", relató Nuria ante el juez. Pero las torturas no acabaron ahí. "Antes de marcharse, Antonio llevó un doberman, que él tenía entrenado para atacar. Me dijo que empezara a rezar porque los doberman huelen la sangre. Estaba aterrorizada cuando el perro se puso encima y empezó a olerme".

Los familiares de Antonio, que residían en esa vivienda, no se atrevieron a liberar a la víctima, hasta que uno de los hermanos, Ricardo, decidió avisar a la Guardia Civil.

Cuando fue rescatada, Nuria se negó a decir quién la había tenido esclavizada "por miedo a que Antonio tomara represalias" según reconoció.

El juicio se celebró un año después y el fiscal solicitó 11 años de prisión para Antonio Anglés Martíns y cuatro meses de arresto para la madre, la hermana y un amigo del acusado, por omisión del deber de denunciar el delito, por no haber informado de los hechos a la Policía.

Durante la vista oral, Antonio reconoció haber realizado esta acción pero la calificó de "tontería".

Por su parte, la hermana del acusado, Kelly Anglés, manifestó que la agredida no quiso que llamaran a la policía ni que le quitaran la cadena, "porque era consciente de que se había portado mal y tenía que pagar por ello".

Antonio fue condenado, en sentencia dictada el 18 de mayo de 1991 a 6 años y 4 meses de prisión por el secuestro de Nuria, y a 2 años, 4 meses y 1 día por el delito de elaboración, tenencia y tráfico de drogas.

El último ingreso en prisión fue el 17 de febrero de 1990, para cumplir cuatro penas: una, de 4 meses y 1 día por un delito de resistencia a la autoridad; otra, de 5 días por una falta a la integridad corporal al participar en una riña; otra, de 6 meses y 1 día por agredir a un policía municipal de Catarroja, y una última, de 2 meses y 1 día por tráfico de drogas. El cumplimiento de esas penas finalizaba el 13 de agosto de 1990, pero al llegar esa fecha no quedó en libertad porque tenía pendiente la dura condena por el secuestro de Nuria Pera.

Antonio Anglés fue trasladado de la prisión de Monterroso (Lugo) a Valencia el 14 de Septiembre de 1990. Cuando llegó a la capital levantina ya había cumplido una cuarta parte de la pena, y estaba clasificado en segundo grado. Además, había disfrutado anteriormente de un permiso de seis días y todos los informes eran favorables. Cuando llegó a la cárcel Modelo de Valencia, la dirección decidió "chaparlo en un chabolo" (aislarlo en una celda), al temerse que los presos más agresivos pudieran tomar represalias contra él ya que los internos sabían que Antonio había encadenado a un pilar a una mujer a la que estuvo a punto de asesinar.

A pesar de ello, al abandonar el régimen de aislamiento el recluso se incorporó sin ningún tipo de problemas a la vida de la cárcel. Anglés fue destinado a la cuarta galería, la más suave de las que existen en la Modelo, y en la que se encuentran los presos de avanzada edad, que tienen más de setenta años, y los delincuentes que cumplen condena por primera vez.

Con rapidez se ganó la confianza de los funcionarios y, debido a sus habilidades y sus conocimientos de electricidad, la dirección lo destinó como ayudante del electricista de la prisión. Anglés mantuvo durante su permanencia en la cárcel un buen comportamiento, "era educado y no se metía nunca en broncas. No es descabellado afirmar que era un preso de la máxima confianza de la dirección".

Al recluso Anglés no le gustaba especialmente conversar de la causa por la que estaba cumpliendo condena. "Sólo explicaba que la chica con la que mantenía relaciones, había montado todo y que, aunque era verdad que la había encadenado, lo hizo porque le debía dinero".

Nunca recibió un parte disciplinario e incluso cobró más de 100.000 pesetas del Ministerio de Justicia tras realizar un curso de montador de teléfonos.

"No era un preso normal. Siempre iba arreglado, llevaba el pelo bastante corto y destacaba porque iba, dentro de lo que cabe, arreglado".

Según algún otro compañero de cárcel, Antonio era "homosexual y tremendamente agresivo", algo que podría ser factible ya que nunca se le ha conocido novia alguna.

Algo que también afirma Miguel García Pérez Pérez, un delincuente conocido como "La Marquesa", que conoció a Antonio en prisión. "Todas las semanas venía a cortarse el pelo, porque era muy coqueto, y me pedía las pinzas para depilarse las cejas. Lo conozco muy bien porque yo era entonces el peluquero de la Modelo.Yo estoy seguro de que a las tres niñas las ha matado por rabia. Porque las veía guapas y triunfando más que él y no lo soportaba. El sabía que le gustaban los hombres y lo tenía que llevar oculto, siempre dominado por la impotencia de no poder ser mujer como ellas y poder tener todos los hombres que quisiera. El diría: si estas tías van por ahí provocando a los hombres, yo las voy a joder a ellas, pero bien jodidas".

Al parecer, según "La Marquesa", Antonio tenía especial afición por los chicos jóvenes y a "todos los nuevos que llegaban al taller de pintura, les daba droga y dinero y se los llevaba a la celda. Había sábados que se chapaba allí con ellos sin salir". "Por lo que contaba, era un bestia en la cama. Decía cosas morbosísimas. El tenía un plumazo que se lo pisaba, pero no daba escándalos. No fumaba, no se drogaba que yo sepa, y era muy trabajador. Su único problema es que no se duchaba y era muy guarro, hasta el punto de que su compañero de celda se cambió por esto y porque no aguantaba sus proposiciones".

Antonio Anglés, por su clasificación en el segundo grado, podía disfrutar de un permiso anual de 36 días, divididos en periodos de 6 días. Algo realmente inexplicable teniendo en cuenta sus antecedentes penales:
  • Condenado el 13 de febrero de 1986, por receptación, a 1 mes y 1 día, y 40.000 pesetas de multa.
  • Condenado el 16 de julio de 1988, por robo, a 1 año y 1 día.
  • Condenado el 5 de junio de 1989, por un delito de atentado, a 6 meses.
  • Condenado el 20 de junio de 1989, por delitos contra la salud pública y el medio ambiente, a 2 meses y 1 día.
  • Condenado el 13 de noviembre de 1990, por un delito de atentado, a 6 meses y 1 día.
  • Condenado el 14 de diciembre de 1990, por un delito de elaboración, tenencia y tráfico de drogas, a 3 años, y tres millones de pesetas de multa.
  • Condenado el 18 de mayo de 1991, por detención ilegal hecha por particulares, a 6 años y 4 meses.
  • Condenado el 18 de mayo de 1991, por un delito de elaboración, tenencia y tráfico de drogas, a 2 años, 4 meses y 1 día, y un millón de pesetas de multa.
  • Condenado el 18 de mayo de 1991, por otro delito de elaboración, tenencia y tráfico de drogas, a 4 meses y 1 día, y 500.000 pesetas de multa.
Sin embargo, pese a su "curriculum", todos sus informes eran favorables, y en su expediente penitenciario se indicaba que "no es consumidor de drogas, y presenta un bajo índice de prisionización". Por ello, el juez de Vigilancia Penitenciaria del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, Ernesto Alberola Carbonell, con todas las informaciones favorables que se tenían del recluso, en base a un informe elaborado por la Junta de Tratamiento del centro penitenciario (compuesta por psicólogos, criminólogos y educadores) y la Junta de Régimen del centro (compuesta por el Director, el subdirector y otros responsables de la prisión), decidió conceder el 28 de diciembre de 1991 un permiso de 6 días a Antonio Anglés del que regresó a la prisión el 3 de enero, pocas horas después que finalizase un violento motín que asoló la cárcel Modelo de Valencia.

El 5 de marzo de 1992 volvieron a concederle otro permiso de seis días, pero esta vez no volvió a la cárcel el día que le correspondía, el 12 de marzo. Desde entonces, Antonio Anglés estaba en situación de quebrantamiento de condena y tenía pendiente una orden de busca y captura sobre él. Inconcebiblemente, la Guardia Civil ni siquiera se acercó a su domicilio a detenerle ni una sola vez y Antonio se paseaba libremente por Catarroja. Como manifestó el magistrado Alberola, juez de Vigilancia Penitenciaria, desde que debía haber regresado al centro, "ha estado donde le ha dado la gana, y no lo han podido coger". De todas formas, hay que reconocer que los jueces no se dieron excesiva prisa en dictar la orden de busca y captura de Antonio Anglés.
Según consta en los archivos de la Guardia Civil:

"Juzgado de Instrucción SIETE de Valencia en escrito de fecha 10 09 92 ordena su BÚSQUEDA Y CAPTURA motivo D. Previas (P.A.) 1665/92. Por quebrantamiento de condena. Fecha de alta 18 09 92, no tiene fecha de cese".

Es decir, Antonio Anglés se fugó el 12 de marzo y los jueces dictaron la orden de busca el 10 de septiembre, casi 6 meses después.

Durante la última temporada que Antonio permaneció en prisión, la familia decidió cambiar de domicilio. La vida en la planta baja de la calle Colón se había hecho prácticamente insoportable. De hecho, los vecinos llegaron a montar pequeñas manifestaciones para echar a la familia, cansados de las constantes actividades delictivas de todos sus miembros y, sobre todo, porque la casa se había convertido en el principal centro de venta de droga de Catarroja.

Finalmente, en agosto de 1991, los Anglés se mudaron al cuarto piso del número 101 de la calle Camí Real, que aseguran les costó tres millones, que consiguieron gracias a un crédito que concedieron a Neusa. Era un piso sucio y destartalado, lleno de escombros y falto de mobiliario, con varias literas derrengadas en un salón presidido por una televisión. El único cuarto que mantenía un mínimo orden era el de Kelly, la hermana, que siempre estaba cerrado con llave y donde se encontraba el teléfono con contestador, puesto que Kelly, que se consideraba bailarina, quería abrirse camino en el mundo de la canción.

En cambio, la habitación que habitualmente ocupaba el fugitivo Antonio estaba compuesta por un camastro maloliente y una mesilla en la que sólo había cuatro revistas pornográficas, un libro de la sexóloga Elena Ochoa y 50 recortes de revista con anuncios de lencería femenina. Aunque la verdad no podía saberse a quién pertenecían esas revistas, ya que si algo caracterizaba al domicilio de los Anglés era que siempre había gente que no era de la familia viviendo con ellos. Concretamente, cuando se produjo la desaparición de Miriam, Toñi y Desirée, en el piso de Camí Real estaban viviendo Miguel Ricart Tárrega y Luis Rivera Gallardo, un delincuente drogadicto, conocido de no se sabe cuál de los hermanos.